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sábado, 18 de agosto de 2012

Decae el resultado de los deportistas españoles en Londres, pero menos que el país

España se ha empobrecido bastante más que la actuación de sus atletas en los Juegos Olímpicos


Fuente: rtve.es
                              

La actuación de los deportistas españoles en Londres ha resultado más bien decadente. Si hubiera que ponerle una nota, yo le daría un 4,5, lo que para unos es suspenso y para otros aprobado por los pelos. Si el inicio de los Juegos fue nefasto, pues en la primera semana de competición apenas habíamos sumado tres preseas, la segunda mitad sirvió para que los responsables del deporte nacional lavaran la cara a su responsabilidad. Las 17 medallas conseguidas finalmente (3 de oro, 10 de plata y 4 de bronce) se convierten en la segunda peor actuación desde Barcelona 92, cuando España comenzó a asomarse a los puestos altos del medallero, con 22 galardones. Solo en Sydney 2000 la cosecha fue inferior, al no sumar más que once (3 de oro, 3 de plata y 5 de bronce). 

Pero los resultados logrados por los deportistas españoles todavía han estado por encima de la situación del país. Los más de cuatro años de crisis que llevan sufriendo los ciudadanos de este Estado apenas han repercutido en los réditos logrados en unos Juegos Olímpicos. Durante el último cuatrienio, España se ha estado deslizando por una cuesta abajo, culminada con una nueva recesión, que, en lineas generales, ha reducido nuestro nivel de vida de forma galopante. Sin embargo, esta disminución del PIB (Producto Interior Bruto) y de la Renta per cápita y el espectacular incremento del paro no se ha trasladado de forma fulminante al deporte, puesto que casi hemos sumado los mismos galardones que en Pekín 2008, en concreto, solo uno menos.


El drástico descenso de las subvenciones que conceden el Gobierno central, las comunidades autónomas y los ayuntamientos, junto con la menor aportación de las empresas españolas, está afectando muy negativamente a los deportistas nacionales, como no puede ser de otra manera, pues son muy pocos los sectores que se benefician de una crisis tan larga y aguda como la actual. Y es muy posible que los verdaderos resultados de esta disminución de recursos se plasmen en los siguientes Juegos, que serán en Río de Janeiro en el 2016. O mucho cambian las cosas, o la actuación de los deportistas españoles en la capital carioca se resentirá enormemente, pues no es lógico que el país esté de capa caída y sus deportistas mantengan el tipo.

Un buen ejemplo de esta situación nos lo van a dar las selecciones femeninas de balonmano y waterpoolo, equipos que por primera vez en la historia se han colgado sendos metales, bronce y plata, respectivamente. Ahora que sus integrantes han demostrado su alto nivel competitivo, su calidad y su entrega, van a tener que abandonar la competición española ante la desaparición de algunos de los principales equipos por falta de apoyo económico. Si ya resulta muy complicado que las empresas inviertan en las competiciones masculinas, incluido la de fútbol, los campeonatos femeninos nadan en la carencia más absoluta. Solo la emigración a ligas otrora menos potentes que las nuestras puede salvar de la miseria a nuestras deportistas.

Quiero hacer mención especial a las deportistas españolas, las únicas que han triunfado en los recientes Juegos. Si en mi anterior artículo Las chicas tiran del carro en Londres resaltaba su brillante actuación a mitad de la competición, hoy deseo destacar que por primera vez en la historia olímpica han sumado más medallas que los chicos, once por siete. Estos resultados tendrían que servir para que se reforzara el apoyo al deporte femenino en general, no solo por parte de las autoridades, sino también de los patrocinadores. Pero me temo que este éxito va a caer en saco roto, y que ellas tendrán que seguir compitiendo en desventaja frente a la mirada para otro lado de unos y otros.

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